No todo el mundo que vive en
Madrid conoce que “las Casas de Cordero” corresponden al edificio de la calle
Mayor nº1, que ocupa toda la manzana, dando a las siguientes calles: Esparteros
3 y 5; Marqués Viudo de Pontejos, 2; Plaza de Pontejos, 2 y del Correo, 2. Se
adjunta una vista general de todo el edificio.
Figura 1. Vista general de la calle
Mayor, 1
Su nombre se debe a su promotor,
Santiago Alonso Cordero, y se construyó, entre 1842 y 1846, por el arquitecto Juan José Sánchez Pescador. Se
le considera como el primer gran edificio
de viviendas que tuvo la ciudad. En éste se aprecia una distribución de
viviendas ajustada a los distintos estratos sociales y económicos de la época.
Consta de cuatro alturas y se localizaban las más lujosas en la parte central
de la edificación.
En 1977 se incoa el expediente de
BIC.
¿Quién era el citado Santiago Alonso de Cordero?
Era una persona curiosa y que por
distintas circunstancias se hizo rico y llegó a tener un cierto poder, incluso
en política. Procedía de Astorga y, normalmente, iba vestido de maragato,
incluso cuando asistía a las sesiones del Parlamento.
Figura 2. Retrato de Santiago Alonso.
Se cuenta que una Navidad jugó a
la Lotería Nacional; apostando a
diferentes combinaciones,
simultáneamente, y los premios que eran exorbitantes los ganó. La cantidad de
dinero que tenía que pagar Hacienda era tan grande que las arcas públicas, en
esta época de Isabel II, no pudieron hacerlo. Debido a esta situación, el
Estado llegó a un acuerdo con él, de
modo que le cedió un amplio terreno en las proximidades de la Puerta del Sol que era una de las zonas
más costosas de la ciudad. En dicho terreno era donde estaba situado el
Convento de San Felipe el Real.
Por supuesto, Cordero aceptó la
oferta y construyó un gran complejo de
100 apartamentos, en toda la manzana, dividida en seis edificios; tenía siete patios interiores que daban luz
y ventilación a los espacios interiores. Había varias “suites”, lo que
demuestre el lujo para la época. Esta edificación,
tan singular, debió ser una revolución para lo que, habitualmente,
se construía en el Madrid del XIX.
Diez años después, cuando se
reconstruyó la Puerta del Sol, entre 1852 y 1862, el arquitecto Lucio del Valle unificó el conjunto de las edificaciones de la Plaza,
tomando como modelo las “Casas de Cordero”.
Su buena situación económica y su
amistad con Mendizábal, aunque esto no se
ha podido demostrar, le debió reportar
algunas ventajas, incluso, se le abrieron las puertas del Congreso.
Hoy en día, el edificio está muy
transformado; está casi todo ocupado por hostales y en la planta baja hay
varios locales comerciales: sucursales bancarias, cafeterías, perfumerías, etc.
destacando la casa de juegos, “Sol Park”. Dicho local, hace muchos años, estuvo
ocupado por uno de los primeros autoservicios que se instalaron en Madrid,
llamado “Tobogán” que se puso de moda y era muy frecuentado por los madrileños.
En el citado salón de juegos, en su
espacio central, se pueden contemplar
algunos arcos de piedra que corresponden a uno de los patios primitivos.
Asimismo, hacia la derecha, se puede observar una escalera en la que se
conservan los viejos pasamanos de hierro y varias vigas del siglo XIX.
Por último, nos queda hablar del escudo de armas de Cordero. Dicho
escudo está situado, en la esquina de la calle de Mayor y Esparteros, el local está
ocupado por un MacDonald`s; en el centro hay
una rueca y un oso a cada lado
Figura 3. Escudo
nobiliario de Cordero
Finalmente, hablaremos del Convento de San Felipe el Real, que fue
el edificio, como ya hemos comentado, que se demolió en 1838 y que dejó libre
el solar para construir las “Casas de Cordero”.
Dicho Convento se construyó en
15471, gracias al rey Felipe II que autorizó su construcción, por lo que se
dedicó a San Felipe; eran monjes agustinos.
En la manzana que estaba construido:
calle del Correo, Marqués Viudo de Pontejos, Esparteros y Mayor y con el fin de
salvar el desnivel que había entre esta última calle y la primera, el Convento
estaba sobre una gran lonja, conocida como “las
gradas de San Felipe”. Nos podemos hacer una idea del gran tamaño del
solar, estudiando el plano de la Figura 4.
Figura 4. Planta del Convento
Las citadas gradas se
convirtieron en el principal “mentidero
de la Villa”. Debajo de la lonja estaban las que se conocían como
“covachuelas” que eran una especie de tiendecillas o almacenes que estaban
situados en los sótanos. Durante un tiempo la Bolsa de Comercio estuvo
instalada en el citado Convento.
El mismo fue ocupado por los
franceses, durante la Guerra de la Independencia, se utilizó como cuartel y la
iglesia la empleó como caballerizas.
Figura 5. Vista del Convento de San Felipe el Real
Hemos visto un caso más de un edificio, situado en el
centro de la Villa, por todos reconocido
pero del que su origen no es demasiado
conocido. Sobre el mismo hay algunos datos sorprendentes y, sin duda,
curiosos; nos referimos a la relación, un tanto oscura y nada transparente
entre el ministro Mendizábal y Santiago Cordero, así como las causas de la
demolición del gran Convento de San Felipe el Real.
Fuentes de
Información:
- Ayuntamiento de Madrid. Área de Gobierno de las Artes. “Patrimonio Edificado de Madrid. Patrimonio Edificado. Casas del Cordero (Ref: 03293).
- GEA, Mª ISABEL, El Madrid Desaparecido. Ediciones. Ediciones la Librería 2003.
- MARCO Y PETER BESAS. El Madrid Oculto. Una Guía Práctica. Ediciones la Librería 2010.
- La Memoria Selectiva 1835-1936. Cien años de Conservación Monumental en la Comunidad de Madrid. (Catalogo de la Exposición).
http://es.wikipedia.org/wiki/Convento de San Felipe el Real
Fuente de información de las imágenes
- Figura 1, 3. Fotografías del autor
- Figura 2. Museo Romántico. Cuadro de Esquivel. La Memoria Selectiva 1835-1936. Cien años de Conservación Monumental en la Comunidad de Madrid. (Catalogo de la Exposición). Página 32.
- Figura 4. Plano de Texeira (1656)
- Figura 5. La Memoria Selectiva 1835-1936. Cien años de Conservación Monumental en la Comunidad de Madrid. (Catalogo de la Exposición). Página 28.
Un artículo muy interesante.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Saludos,
Atenea